Según observas la
fotografía, abrimos o cerramos la cerradura cuando movemos el "peje" a la
derecha o izquierda respectivamente.
Los muelles presionan fuertemente al peje de modo que éste no se puede mover
salvo el caso de que hagamos fuerza con una palanca (la llave) y lo
liberemos de esa presión.
La fuerza de la llave se transmite hacia la parte plana del muelle y hacia
el "peje" según indican las flechas rojas. |
Las llaves
antiguas tenían -la mayor parte de ellas- un agujero en el centro del eje de
la llave que se incrusta en el pistón, fundamental para que sirva de eje de giro a la llave y no le
permita ningún movimiento descéntrico en el trabajo a realizar.
Observa que esta cerradura no tiene guardias que salvar (como las modernas),
el mecanismo de seguridad lo veremos más adelante.
La forma de la llave tampoco importa en este momento, solo es importante la
distancia al pistón y el ancho del hierro que hará la palanca. |
Como ves, aquí es
donde interviene la forma de la llave (podría antojarse caprichosa) para que
pueda entrar y salvar la forma de esta parte de la cerradura.
Esta cerradura es de "media vuelta", y la llave entra en la posición de la
izquierda y sale del rodete al terminar los 180º por la derecha.
Si el "peje" tuviese dos o mas rebajes tendríamos
que meter y sacar dos o más veces la llave para mover cada vez el espacio
correspondiente a uno de ellos, ya que los topes no nos dejan realizar más
de medio giro |
Si observas
detenidamente el cierre de la cerradura (esta última parte), verás que está
desplazado 90 grados con respecto a la entrada de la llave, por lo que para
abrir se introducirá la llave por este agujero, se girará 90º en el sentido
de las agujas del reloj, la introduciremos, por la ranura del rodete, correspondiente de
la foto anterior, giraremos 180º en el mismo sentido con lo que se abre la
cerradura y procederemos a tirar hacia afuera para sacar la llave del giro y
otros 90 grados para enfrentarla con el agujero de salida.
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